Cambia Formas

Hay dos conjuros que muy pocos sensibles a la Danaria logran dominar: abrir puertas de tránsito y la capacidad de cambiar de forma. Hace mucho tiempo, una serie de hechiceros de tremenda habilidad lograron perfeccionar la invocación y realización de este conjuro hasta el punto de que su propia magia se adueñó de ellos.

Su facilidad a la hora de alterar su aspecto y morfología terminó por mermar su innovación de otros conjuros. En compensación por este decremento, la facilidad de alterar su aspecto se hizo tan poderosa que a los llamados cambia formas les bastaba con apenas desearlo en sus mentes para pasar a ser un lobo, un ciervo, un águila, un oso o lo que quiera que ellos deseasen.

Los cambiantes o ambiguos no son una especie como tal, sino un conjunto de sensibles de diversas razas que deciden adoptar una forma en concreto a través de la magia. Son muy pocos los que logran alterar su aspecto a más de una cosa. A estos se les llama los sin forma, pues, al ser capaces de transformarse en distintas criaturas, su cuerpo original empieza a adoptar rasgos de aquello cuyo aspecto son capaces de mimetizar.

Hay quienes temen a los cambia formas por su facultad, dado que el que puede transformarse es capaz de engañar a todos los demás. No existe contra hechizo o protección mágica que revele a un cambia formas que esté transformado. En el Imperio ebénico, todos los danariáticos con este talento están obligados a registrarse en un censo y dejar muy claro en que se pueden convertir. A pesar de esta medida aplicada tras las Guerras Iali, más de un cambiante opta por ocultar su poder a las autoridades o desarrollan una segunda forma secreta para seguir siendo unos infiltradores infalibles. Esto es algo muy costoso, pero que duplica su eficacia como informantes. La transformación puede durar lo que ellos deseen, aunque, existen varios casos en los que, tras prolongar demasiado tiempo su alteración, acaban por adoptar conductas propias de aquello en lo que se transforman. Lo único que podría llegar a delatarlos es que sus ojos no llegan a cambiar del todo a pesar del cambio, aunque este puede ser ocultado de más de una forma. Muchos de ellos sirven como Cofrades en la hermandad de la Levar varish, la mayor agencia de detectives e informantes de todo Ercleón y sus líderes de esta institución están más que dispuestos a aceptar a estos metamorfos con los brazos abiertos.

Algunos piensas que los ambiguos solo pueden convertirse en bestias, pero eso es una equivocación. Ellos pueden escoger prácticamente lo que desee como segunda apariencia, la verdadera limitación para estos metamorfos es que, posiblemente, esa elección sea definitiva. Los sin forma son muy raros y, en realidad, suelen ser descendientes de otros cambia formas que se han emparentado en el pasado y han fortalecido al magia que corre por las venas de estos singulares hechiceros. El contrapunto de esto es que termina por hacerles deformes en su apariencia verdadera y su gran ventaja para la infiltración desaparece delatando desde un comienzo su condición de cambia formas.

Desde las costas del mar de Árastor hasta las montañas orientales, se admira al mismo tiempo que se teme y desconfía de los poderosísimos cambia formas, capaces de engañar hasta al más astuto con su transformación.