Son pocas las mitologías que carezcan de la presencia de gigantes. Estas criaturas son de las especies más antiguas de Ercleón. En la tradición se cuenta que fueron la segunda raza creada por el llegado Meldus justo después de los enanos. Por este motivo se les suele llamar los erigidos por Meldu, los construidos o únhani.

Los rasgos más comunes de estos seres son su obvio y gran tamaño, su fuerza desmesurada y su intenso vínculo con la Danaria, superior incluso al de los elfos. Son mucho más diestros con las artes más antiguas y secretas, siendo verdaderos maestros en el dominio de los elementos, aunque más torpes con la magia de generaciones posteriores, como el uso de portales, élopas o móviles danariáticos. Son muy buenos a la hora de aprender idiomas, es posible que sean los mejores pastores de todo Ercleón y la congenian muy bien con los animales parlantes. Muchos se atienen a las directrices de la Sagrada Ley, pues la consideran un código justo que garantiza lo que más desean: la paz.

Lo que debéis entender es que los gigantes son un amplio conjunto de especies dividido sobre todo en dos grandes grupos: los colosos y los gigantes comunes. Los primeros fueron seres muy presentes en Nú en tiempos pasados. Había colosos fuego, de tierra, de hielo y de tormenta… Con el paso de los siglos y las luchas contra los divinos, su número menguó bastante hasta el punto de que hoy se han envuelto una especie difícil de ver y aún más complicada de encontrar. Por desgracia, la mejor forma de ver a uno de ellos es visitar sus cadáveres. Los cuerpos de los colosos se reparten por diversos puntos de Nú. Dado su tamaño y veneración con las llamas sagradas, se han construido ciudades enteras en varios de ellos. Aunque muertos, todavía podemos hacernos una idea del tamaño que estas criaturas llegaron a alcanzar. Se especula mucho si la raza de divinos conocidos como los titánicos eran colosos. Por lo visto, esto podría ser así. Los hay quienes han preguntado a los mismos dioses y han obtenido respuestas que hablan acerca de batallas entre colosos y divinos. Algunos de estos últimos se jactan de haber sido quienes acabaron con varios de esto seres gigantescos personalmente. De hecho, Nímaro, divino vinculado a la guerra, habita en la ciudad construida en el cadáver de Tertón, como prueba de su victoria sobre el coloso.

Explicada la naturaleza y fatal destino que sufrieron los colosos, podemos centrarnos ya en los gigantes comunes.


Al igual que el grupo anterior, los miembros de esta estirpe fueron mucho más numerosos en el pasado que en la actualidad. Por suerte, todavía sobreviven en grupos de varias decenas de individuos y son bastantes como para que podamos distinguir diferentes sub razas.

Los distintos tipos de gigantes que hay en Ercleón son los llanura, nieve, río, ínsula, estepa y fuego.
Todas estas subespecies cuentan con un fuerte vínculo a la Danaria y una larga esperanza de vida que sobrepasa con facilidad los 300 años. A pesar de ser excelentes lingüistas, su idioma más común es el érut y lo hablan todas mas variantes al mismo tiempo que cada grupo mantiene sus propias lenguas y dialectos. Veneran a Meldus con gran fervor y acostumbran a visitarlo en su taller de Áspala. Por lo general, todos los gigantes son muy devotos a los divinos. Igual que con Meldus, acuden a visitarlos en sus respectivas ciudades sagradas.


En cuanto a su aspecto, suelen ser de piernas y brazos gruesos, torsos monumentales y cabezas de ceños pronunciados. En función de la región que habiten, el color de su piel y tamaño pueden variar considerablemente de unos a otros.

Los gigantes de llanura son los más grandes de todos. Su altura suele rondar los 3 metros y medio. Los más grandes han superado incluso los 4 metros de altura. Suelen ser pálidos y muy buenos ganaderos y recolectores. Conocen muchos caminos secretos que ni los pastores más curtidos pueden encontrar y son amigos de muchos animales de la espesura, en especial de los elefantes y rinocerontes del llano.

Han tenido que defender su territorio con mayor frecuencia debido a que sus hogares tienen como frontera muchos países y reinos. Han sufrido estragos a manos de los béredor, sus parientes los véudran y en especial de los dinosaurios, quienes atacan tanto a sus amigos paquidermos como a los más jóvenes de la familia. Por este mismo motivo son los que están más en contacto con los ebénicos para poder defenderse de estas amenazas.

Los gigantes de nieve son los más famosos de todos. Se sabe que fueron la primera familia en existir. Son casi tan altos y enormes como sus parientes de la llanura. Suelen ser pálidos y rubios, construyen grandes edificios de roca en lo alto de las cumbres y, de todos, son los que viven más aislados del resto de especies. Los más supersticiosos les atribuyen la autoría de los truenos y terremotos que azotan al mundo. Los enanos desconfían bastante de ellos y aseguran que son gentes de las que es mejor alejarse lo más que se pueda. Lo que es un hecho es que fue de esta variante de la que nacieron los véudran, engendrados por gigantes de las nieves con béredor séleta.

Los gigantes de la estepa son una sub raza a medio camino entre los de llanura y los de nieve. Son altos, de pieles pálidas y rostros feroces. Su cultura se ha amalgamado con la del pueblo estepario, llevando pieles de animales como los meleditas. A pesar de esto, es fácil verlos pastoreando rebaños de mamuts, alces gigantes o bisontes de la estepa, animales a los que cuidan y protegen con fiereza. Son los más belicosos, aunque su relación con los meleditas es cercana y de mucha confianza. Ha sido frecuente que ambas especies luchen unidas en guerras y su destino y situación política van de la mano debido a que el Imperio ebénico también se les vetó la entrada al Santuario del Cenebro.

Los gigantes de río habitaban en las costas del Este, los grandes lagos de la región y están muy relacionados con los gigantes insulares, de los que hablaremos más tarde. Son mucho más pequeños que los anteriores, ya que su talla suele quedar en los dos metros y medio aunque tienen una agilidad muy superior y, además son excelentes navegantes e incluso nadadores. Son muy buenos hechiceros animistas y aquellos que se unen a la Orden iali terminan por ser junto a las ninfas los instructores de aquellos magos que quieren dominar los conjuros relacionados con el agua.

Los gigantes de ínsula son fáciles de describir porque su propio nombre ya delata su hábitat. Se cree que son en realidad gigantes ribereños que migraron a las diversas islas que rodean Ercleón. Estos se han vuelto un poco más pequeños que los de rio. Algunos ni si quiera los consideran ya gigantes como tal y se refieren a ellos como los altos o éldiros. Lo cierto es que más allá de su altura, también se asemejan a humanos corrientes en constitución y fuerza y tampoco son los mejores con la magia. En lo que sí destacan es en su habilidad para aprender lenguas. De todos son los más diestros a la hora de descifrar gramáticas y significados que cualquier otro de sus congéneres. De misma forma, saben entenderse muy bien con otras razas debido a sus grandes dotes diplomáticas. Los gigantes de la nieve reniegan de ellos y los consideran lo más bajo de toda su especie… A pesar de esto, los éldiros se sienten muy conformes con su ventajoso posicionamiento. Muchos gigantes insulares son legionarios o hasta delegados del Imperio ebénico de influencia. La mayoría de los éldiros habitan en Heledia, donde ocupan cargos comerciales y administrativos muy importantes. El más destacado de todos es Torvag Mótak, de la casa de la seda, reputado comerciante de Heledia.

Tan solo queda hablar de los gigantes de fuego o ceniza. Estos son la contrapartida de los gigantes de nieve, ya que habitan en montañas, solo que estas suelen ser volcanes, unos más activos que otros. Se sabe con total certeza que son la especie que mejor domina cualquier hechizo que tenga que ver con el fuego. Sus úlucas suelen ser piedras volcánicas de mucha antigüedad que desbordan energía y poderes mágicos.

Sienten poca simpatía por otras especies, incluidas las de los demás gigantes. A pesar de ello, los hechiceros iali más diplomáticos suelen tratar de establecer contacto con ellos para dominar los conjuros ígneos. Por encima de todas las cosas adoran a Sofo, la forma en que ellos llaman al divino del fuego,. Igual que con Meldus, acuden a visitar al llegado del fuego a su sede de Gínofas cada vez que pueden para honrarle y aprender mas secretos de él. Han intervenido poco en la historia, aunque su carácter es tan voluble y temible como el propio fuego por lo que muy pocos se atreven a enfrentarlos.

Estos son los gigantes, seres vinculados a la magia, el pasado y la sapiencia de muchos siglos de antigüedad. El problema de esta especie es que tienen un gran apego a las formas antiguas de emplear la magia y, conforme el mundo avanza, se hace más y más complicado que puedan integrase al nuevo modo de vida que se está formando.

Si los erigidos por Meldus hallan su lugar en el nuevo mundo, eso, aún está por verse


Sueño por una Crónica






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