Los enanos son la raza con mayor poder en Ercleón después de los ebénicos. Se denominan a sí mismos como Los Esculpidos por lo que se cuenta en el primer mito de El Compendio. También se les llama durcarios, Los Venidos de Síndara, Los Habitantes y Señores de las Montañas, o los Usureros, puesto que son los mejores banqueros y mercaderes de todo el Oeste.

Los enanos son una de las especies pioneras en aparecer en Ercleón. En muchos libros sagrados del mundo, son la primera creación de los demiurgos. Lucen igual que humanos pero sus cuerpos y anatomías se han adaptado a vivir en cavernas y galerías subterráneas, donde edifican sus ciudades.                                                                                                                   

Son de estaturas reducidas, tienen piernas patizambas, pieles pálidas y un vello corporal presente tanto en varones, como mujeres y niños desde una edad muy temprana. Sus ojos son prominentes, saltones y de gran tamaño. Debido a su poco contacto con la luz, se sirven de lentes para proteger su visión del Sol Naru cuando salen al exterior.                                             

Los enanos tienen una esperanza de vida en torno a los trescientos años. Son resistentes a las enfermedades, incluidos los males creados por los beredor. Incluso han demostrado poseer cierta resistencia a la hechicería, siendo difícil leer o engañar sus mentes. Por esta misma razón, el número de sensibles a la Danaria es bastante más reducido que en otras especies y son la raza que menos utiliza las Puertas de Tránsito, pues los viajes a través de estos portales suelen marearlos o hasta hacerles daño.   Durcar es una palabra derivada de su propia lengua. En ebénico, el término que más se le parece es durui, obrero. Este nombre se debe a que, en las muchas culturas, ciudades y comunidades durcarias, la hechura de objetos útiles o artísticos es un elemento indispensable.                                                   

Igual que en otros mundos, los enanos poseen mentes agudas capaces de generar grandes ideas con rapidez. Les gusta el conocimiento, aprender lenguas, las finanzas, el mercadeo y las artes y han explotado disciplinas como la arquitectura, la ingeniera y la banca hasta niveles insospechados.                                                       

Para paliar la falta del uso de la magia en sus civilizaciones, los enanos cuentan con tecnología muy avanzada fruto de la ingeniera y de un amplio conocimiento en física y matemáticas. Sus científicos han sido capaces de crear acueductos muy sofisticados, construcciones submarinas y hasta rudimentarias maquinarias de vuelo que no requieren de ninguna magia para funcionar.                                                                                                            

Los enanos se dividen en dos clases: enanos de piedra y enanos de fuego. Los primeros son los más comunes. Se llaman así mismos dútorka. Son los más comunes, los que mejor resisten los efectos de la conjuración en sus carnes y los que, por la misma razón, están menos relacionados con la Danaria.                                                                                                        

La segunda subespecie son los enanos del fuego o dúrsofa, más comunes en el Este, más propensos a vivir en llanuras y ciudades del exterior, más resistentes a la luz del Sol y bastante más cercanos a la hechicería que sus hermanos de montaña. Fueron aliados de los beredor hasta que estos desaparecieron. Esto ha hecho que los dúrsofa se entiendan mejor con criaturas mágicas y hasta tengan una mayor relación con los dragones.

Los aristócratas y miembros de las élites visten con un enorme lujo y sofisticación en cuando tienen la posibilidad, cubriéndose de oro, joyas y telas de la más excelsa calidad.                                                                                  

 Al contrario, la clase obrera, artesanos más humildes y los mineros no tienen reparo de cubrirse de roña, mugre y exudar hasta la última gota de sudor de sus pequeños pero resilientes cuerpos con tal de cumplir los trabajos más laboriosos.                                                                                          

En ambos casos, todo durcario sueña con poseer los lujos suficientes como para vivir en cómodas habitaciones de piedra labrada y tener acceso a las experiencias más sibaritas.

El principal hogar de los enanos son las montañas, aunque también les gusta asentarse en valles, las paredes de los barrancos y, a veces, construyen directamente sobre el suelo. Lo que sí es una predilección en sus construcciones es la piedra torá. Este es un material extraído de las montañas que es capaz de soportar ataques mágicos, el fuego perdura muy poco tiempo en su superficie y hasta la llama de un dragón tarda mucho tiempo en calentar la superficie de esta roca.                                                          

Los durcarios son los únicos erclenos que saben como trabajar este tipo de piedra. Y, en vista de que los dragones tienden a ser sus principales atacantes, los enanos lo utilizan para hacer sus casas, sus mansiones, sus armas, sus armaduras, sus barcos y hasta sus propias máquinas voladoras en sustitución de los élopas de otras razas. La piedra torá es tan excepcional que, a pesar de su resistencia, es ligera como la paja, por lo que se puede usar para fabricar embarcaciones capaces de surcar ríos y mares o los cielos de Ercleón.

Su nación principal es el Sindrato, un país compuesto por las ciudades que se encuentran bajo las montañas que controlan. Se trata de una difícil red de túneles subterráneos que unen miles de ciudades las unas con las otras creando un reino más parecido a una colonia de insectos que a un feudo amurallado rodeado de aldeas.                                                                                  

Por este motivo, algunos especulan que el Sindarato es mucho más poderoso de lo que nadie sospecha y que, bajo sus mansiones, se esconden terribles maquinas de guerra listas para servirles en momentos de necesidad. Los más aventurados hasta creen que en sus laboratorios ya se han logrado fabricar autómatas con éxito, aunque esto es más una leyenda urbana creada por gentes que jamás han visitado ninguna de las ciudades del Sindrato que un hecha veraz.                                                                           

Lo que sí es algo muy cierto es que, el poder de los durcarios no reside en ejércitos, tecnologías o su propia entereza. Su gran secreto es el manejo del dinero, el cual, manipulan como si lograsen obtenerlo de la nada y, una vez lo ponen en funcionamiento, se multiplicase por cada parpadeo, guiño o chasquido de dedos.                                                                                           

Venden toda clase de manufacturas a las naciones de Ercleón y son los inversores de muchos proyectos de vital importancia para diversos reinos y países. Esto hace posible que puedan verse por casi todas las esquinas y rincones del Oeste, incluso entre las poblaciones élficas.            

                            

Al contrario de lo que se cree, los enanos han ayudado a los elfos ha avanzar en la ingeniería y las ciencias mas ordinarias, mientras que los elfos han compartido con ellos la aplicación de la hechicería en artilugios como los escudos de protección contra portales y, por supuesto, los élopas, usados por los enanos en conjunto de sus vehículos fabricados con piedra torá.


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