Para todos aquellos que abrazan la vida ascética y sedentaria, los cotidianos y vulgares deleites de la fiesta y la noche suelen ser molestos e incómodos. Sin embargo, incluso a los más retacados, les cuesta decir no a festejos dónde vayan a estar presentes los faunos.

Los sátiros, silenos, silvanos, rebaños de tèpa, tèpa-on o, sin mayor complicación, tèpa son criaturas de lo más excepcionales. Cuando estáis con uno de ellos, se contagia una energía incontenible que recorre vuestro cuerpo desde los dedos de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Cuando los faunos están presentes las ganas de bailar, cantar, reír y unirse a su deleite se hacen irresistibles.

Son oriundos de la tierra conocida como Heledia, situada al sur de Ercleón. Su esperanza de vida se situa entorno a los noventa años. Hablan diversos idiomas, como el heledio, el ebénico o el esedés. En todos los casos los faunos cuentan con el torso de un ser humano, con cabezas provistas de cornamentas y vello facial propio de un chivo. Las piernas son, en mayor o menor medida, como las de una cabra. De hecho, tèpasignifica cabra en ebenés. De ahí surge ese apelativo.
Tanto en su región natal como en Ercleón, se los distingue en tres familias. Están los silenos o tèpa-tiron, más velludos y bestiales, cuyas piernas son por entero de cabra. Otra familia son los faunos comunes o tèpa-miron, a quienes les crecen perillas tanto a varones como hembras y en los que la anatomía caprina tan solo alcanza los muslos. Por último, están los silvanos o tèpa-silon, en quienes los rasgos caprinos están más limitados hasta el punto de que a las mujeres ni siquiera les crecen cuernos.
En las tres divisiones, los faunos se reconocen por sus ojos saltones de colores ámbar o verdosos, sus risas estridentes y desatadas y esa sensación de la que os hable antes. Son gentes bromistas y jocosas que siempre buscan la perspectiva más irónica de cada situación que viven. Eso sin decir que son una especie de gran energía y vitalidad en todos los aspectos, por lo que su compañía suele ser muy apreciada en todos los sentidos.

Allá donde vayan, desempeñan labores como músicos, bailarines, rapsodas, actores, dramaturgos, poetas, pintores o simples trotamundos que se ganan la vida haciendo espectáculos ambulantes u ofreciendo sus servicios como creadores a todos los que sepan apreciar su arte y estén dispuestos a comprarla.
Las provincias imperiales de Lágoros y Tépara, donde viven la mayoría, son fuentes de un riquísimo patrimonio que los imperiales ebénicos han sabido explotar. En ambas gobernaciones abundan los teatros, las escuelas, las academias de arte, los gimnasios y las plazas en las que acontecen sus festivales. Los ebénicos han tomado múltiples costumbres y tendencias que ahora son festejos nacionales del propio Imperio. El más famoso es la Adiórofas, consagrado a la divina heledia de la belleza y la sexualidad. Se trata de un festival de quince días de duración a partir de la segunda quincena de Nara. En este se reducen las jornadas laborales y, por las tardes, la población se entrega a bailes, banquetes, funciones de todo tipo y, también, a los grandes disfrutes terrenales…

Tan embriagantes son las costumbres de los faunos que, después de que Heledia fuese conquistada, el cércego imperialTáneca dijo lo siguiente: las legiones imperiales han sometido a los helédicos, pero Heledia conquistará el Imperio ebénico y a todo Ercleón…

Esa afirmación fue totalmente cierta, porque lostèpa-on se cuentan entre los músicos, intérpretes y artistas más apreciados de todo el Oeste. Tal es así que algunos de los gobernantes más poderosos de influyentes de todo Ercleón pagan verdaderas fortunas para deleitarse con sus recitales privados. Tulídides Graca es uno de ellos. Puede que se trate del dramaturgo y pensador más famoso hasta el punto que este silvanotiene una calidad de vida superior a la de muchos ciudadanos de a pie del Imperio ebénico.

Los faunos son, en esencia, un tipo de amantes de la vida. Están convencidos de que la pasión es la fuente de todo poder y magia existente en el mundo. De igual modo, consideran que el arte es algo sagrado que debe ser preservado a cualquier precio. Así se lo encomendó su principal deidad, Ápalo, dios heledio de la música y las artes. Puede que este mismo dovino sea quien les ha conferido semejantes poderes, ya que la lavia con la que cuentan los faunos casi roza el efecto de un conjuro.

Aquellos sátiros sensibles a la Danaria son capaces de usar la música para manipular las mentes. Si estos tienen intenciones menos controladoras pueden crear imágenes que retraten las historias de las que hablan sus poemas u obras teatrales. Hay bastantes hechiceros en esta raza, la mayoria emplean sus capacidades para potenciar su talento o el efecto que sus creaciones tienen sobre aquellos que consumen su arte. Sin embargo, incluso aquellos que se consideran insensibles a la conjuración parecen tener cierto influjo sobre las personas a través de sus voces, su música o su inagotable carisma. Por ello, se podría inferir que, igual que razas como las hadas o los medianos, los faunos son una estirpe en la que la magia fluye a través de sus cuerpos, sus mentes y sus espiritus.

Los tèpa son amigos cercanos de las ninfas y es habitual verles acompañando a las ninfodias en sus asentamientos. Se sabe que son las propias tarasmigias quienes facilitan esta cercanía entre ambos gracias a que, una de las grandes habilidades de los faunos, es encandilar a las féminas hasta niveles que muchos hombres de otras razas no pueden ni siquiera soñar.

En definitiva, todo aquel que se considere creador, debería acercarse a estas criaturas para sacar de ellos toda la inspiración que sea posible.
No es que los faunos hagan arte, ellos viven para ella y, al final, es a quien de veras veneran, más que a los propios reyes o a los dioses que dicen representarla.


Categories: Ensayos Lore Personajes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *